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domingo, 11 de marzo de 2012

Una película uruguaya de terror ya tiene su versión "hecha en Hollwyood"


"La casa muda" ahora habla en inglés. Originalmente rodada en Uruguay, esta película de terror es el punto de partida de una remake hollywoodense: la primera vez que la meca del cine toma la cámara para reinventar una cinta de este país rioplatense.

Se llama "Silent House", en traducción casi literal, y tiene en Elizabeth Olsen -actriz en ascenso y hermana de las mediáticas gemelas Mary-Kate y Ashley- a una protagonista con la intensidad emocional justa para narrar una historia claustrofóbica que transcurre en una única locación, una casona de verano donde habitan los peores fantasmas.

La película original, a cargo del director Gustavo Hernández y el productor Gustavo Rojo y seleccionada para representar a su país en los premios Oscar de este año, estuvo inspirada en hechos reales ocurridos en la localidad uruguaya de Godoy, en 1944.

Allí, en una residencia de campo, se hallaron dos cadáveres mutilados, con signos de tortura y una historia familiar detrás, junto a una serie de fotografías que aportaron una reconstrucción posible de lo sucedido, en un caso policial sórdido e inextricable (y sobre el que aquí se ahorran detalles para no arruinarle la experiencia a quien quiera verla en salas).

Ahora, los que se cargaron el proyecto sobre los hombros son los directores estadounidenses Laura Lau y Chris Lentis, un matrimonio de cineastas responsable de la electrizante "Mar abierto" (2003), una batalla entre tiburones feroces y dos buceadores perdidos en aguas remotas.

"Silent House" tuvo su estreno mundial en el festival de Sundance, aunque desde entonces la cinta ha sido reformulada y -cambios y recortes mediante- este viernes llegó al circuito comercial estadounidense.

Desafío técnico
Tal como la concibieron los uruguayos, la cinta plantea un desafío que es a la vez técnico y narrativo: está hecha en un único plano secuencia, como se llama a la filmación en continuidad y sin cortes entre planos.

O al menos construye la ilusión de tal: trucos de rodaje mediante, el espectador tiene la sensación de que la acción, más de 80 minutos de ella, transcurre en una sola toma. Algo parecido a lo que intentó el maestro del suspenso Alfred Hitchcock en "La soga" (1948).

"Tuvimos toda clase de pruebas por sortear, desde el sonido que hubo que grabar luego para quitar los comentarios de fuera de cámara que se hacían para ir guiando a los actores, hasta las maniobras de los encargados de utilería, que tenían que quitar y poner objetos sin interferir con las tomas largas sin cortes", detalló la codirectora Lau a BBC Mundo.

También hallar la locación adecuada exigió un esfuerzo de producción, hasta dar con un caserón lo suficientemente amplio como para permitir movimientos de cámara de 360 grados.

"Yo había imaginado un tipo de casa estándar y había escrito el guión en consecuencia. Cuando la encontramos, me senté en la casa y lo rescribí por completo, porque las diferencias eran notables con lo que había imaginado y el espacio es clave en esta historia", señaló Lau.

"Fue una película técnicamente compleja, además de emocionalmente compleja, y no había opción de volver atrás y arreglar. Con cada error había que volver a empezar", agregó Chris Lentis, que supervisó tomas de unos 15 minutos de duración que repitieron, en ocasiones, una treintena de veces.

Inspiración rioplatense
Fue precisamente el relato en tiempo real de la cinta uruguaya lo que más interesó a los cineastas de Hollywood. Su función, dicen, es la de exacerbar la sensación de encierro e intriga en los espectadores, ideales para un filme "de miedo" que se precie.

"Aquí hay una mujer atrapada en una situación terrorífica y uno está atrapado con ella. El corte te da un alivio, un recreo a nivel inconsciente, y aquí deliberadamente no le damos al espectador ese espacio", opinó el director.

La productora Agnès Mentre (la misma de "La vida es bella" y "El luchador" de Aronofsky) fue quien hizo llegar la película a Lau y Lentis, tras descubrirla en el clic festival de Cannes de 2010 y comprar los derechos.

Antes de encarar la nueva versión, Lau vio "La casa muda" dos veces... y luego debió "borrarla" de su mente para poder empezar de cero.

"Fue difícil porque tenía que sacármela de la cabeza para escribir la nuestra sin que fuera una mera repetición. Quisimos conservar las cosas de la película original que funcionaban, como el uso de fotos Polaroid, pero pudimos cambiar otras a voluntad, con la fortuna de tener un buen punto de partida en la versión uruguaya", respondió la mujer a BBC Mundo.

Desde Uruguay, expectativa

Para Rojo y Hernández, los "padres" del filme original, son horas de expectativa: aún no han visto la versión terminada de "Silent House".

Por ceder los derechos cobraron una cifra que no revelan, aunque no resulta descabellado suponer que el dinero superó con creces la clic modesta inversión original: US$8.000, una cámara de fotos que ofició de filmadora y un rodaje de cinco días sirvieron para dar forma a la película con la que luego llegarían a festivales, premios y, ahora, reversión comercial.

"Es raro. Esto nació de un proyecto chiquitito, con Gustavo Hernández y yo reunidos en un cuarto tirando la idea de hacer una película con poca plata, en plano secuencia y para mostrar acá en Uruguay. Pasó mucho con la película y nos sorprendió día a día", afirmó Gustavo Rojo a BBC Mundo, en diálogo telefónico desde Montevideo.

Sus autores aspiraban, en principio, a llegar al festival de Sitges, en España, una vidriera notable para el cine fantástico. Pero la cinta hizo que sus ambiciones quedaran cortas: tras la atención conseguida en el festival de Cannes, les llegaron llamadas de grandes estudios como Sony o Warner; luego siguieron contratos de comercialización en 31 países -Inglaterra, Francia, Japón y Australia, entre ellos- y un acuerdo de transmisión por la cadena HBO Latinoamérica para 2012.

Y al final del camino, tienen ante sí un filme a escala Hollywood, que sienten que les pertenece, aunque sólo en parte.

"Genera mucha alegría y ansiedad ver cómo le va a ir a la película. Ver los carteles con una actriz estadounidense que está en crecimiento, protagonizando una historia que hicimos nosotros en unas tardes tomando mate, es mucho impacto. Por un lado sentís que te están hablando de tu película, pero sabés que no lo es", reveló Rojo. Como fanático del cine de terror, el productor celebra la elección de género: "Si hubiera sido una comedia -dice- capaz que no salía de Uruguay".

(FUENTE: bbc.co.uk)

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