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sábado, 23 de mayo de 2015

Extraños sucesos se produjeron durante el nuevo rodaje de «Poltergeist»


Se dice que las mejores películas de terror son las que representan el otro mundo en la vida cotidiana de los protagonistas, recordando al espectador la fragilidad humana. En 1982 se estrenó un clásico del género, «Poltergeist», que hizo con los fantasmas lo que E.T. con los aliens o Tiburón con el océano, y las tres bajo la batuta mágica de Steven Spielberg (la primera solo como productor, aunque las malas lenguas le colocan tras las cámaras, y las otras dos como director).

Treinta años después vuelve el remake de una cinta que representa un antes y un después en el terror. En el afán de Hollywood por «revisitar» buenos guiones, se estrena una nueva versión de la película Poltergeist. «¿Por qué hacerla de nuevo? No nos olvidemos que Titanic fue un remake. ¿Por qué hacer Hamlet una y otra vez? Porque son grandes relatos que merecen la pena contarse, porque son buenos personajes para interpretar, y eso no se puede resistir» explica Sam Rockwell, protagonista de la cinta. La historia se adapta a los tiempos cambiando la perspectiva, el lugar y los personajes: «Representamos a una familia que trata de vivir la típica vida suburbana hasta que se equivocan y tienen que pagar las consecuencias. Si a esto se añade el drama de la caza supernatural y el secuestro de un hijo, te encuentras con un mundo inesperado y aterrador» explica Gil Kenan que, después de pensárselo mucho, decidió dirigir el proyecto.

La narración de Poltergeist es en realidad un espejo de la normalidad alterada por la violencia mística. «Sam Raimi, productor del filme, me dijo que llevaban mucho tiempo tratando de relanzar esta franquicia. No fue fácil para mí decir que sí porque hay que mantener ciertos estándares con respecto a la versión anterior.

Raimi decidió invitar al guionista David Lindsay Abaire y este escribió un relato con la intriga humana adecuada para rodarse con su propio pulso» asegura Kenan. Puestos en faena el realizador experimentó en sus propias carnes la famosa maldición de Poltergeist «no te niego que se dieron extraños sucesos durante el rodaje, pero en parte nos ocurrió por nuestra predisposición. Hubo momentos en los que no funcionaron ni los radio-micrófonos, ni las cámaras dron, ni los GPS, situaciones inexplicables que siempre ocurren. Lo que pasa es que al suceder rodando Poltergeist todos nos asustamos» confiesa Kenan.

Si en el Poltergeist de Spielberg se contaba con su ternura como guionista y la intensidad de Tobe Hooper para las secuencias sobrenaturales, el horror, en el remake, se genera por computadora «es fantasía dentro de un ambiente natural y eso es lo que provoca mucho más miedo» relata el director. Es precisamente el uso de la tecnología el aspecto más interesante de un filme rodado en 3D: «Supliqué y supliqué hasta que me dejaron. Desde el principio estaba convencido que había que hacerla en ese formato. No tenemos suficientes películas de casas encantadas con el espectáculo que merecen. Mi primer filme, «Monster House», también lo hice en 3D y creo que el genero encaja perfectamente en este tipo de composición».

La cinta cuenta con el español Javier Aguirresarobe como director de fotografía: «Javier es un genio. Secretamente, cuando estábamos fotografiando la película, antes de que nos aprobaran el 3D, alineábamos la composición para conseguir el máximo de profundidad y ser capaces luego de cambiar la imagen» dice el director. Aguirresarobe trabajó anteriormente en la saga «Crepúsculo» y en la cinta «Los Otros» por lo que conocía de sobra el concepto de capturar el fenómeno sobrenatural de forma real.

Para Sam Rockwell el «Poltergeist» de 1982 es un clásico sobre el que no pasa el tiempo y merecía un homenaje. «A mi me gustan las buenas películas, independiente del género al que pertenecen. Cuando la vi por primera vez me fascinó, igual que me ocurrió con 'Regreso al futuro', cintas que con los años se convierten en cine de culto». Rockwell interpreta a Eric Bowen, el típico padre de familia de los suburbios «por primera vez me toca convertirme en un hombre normal y no en un psicópata» explica agradecido.

La actrizRosemarie DeWitt encarna a su esposa Amy, y ambos son los padres de una encantadora niña que acaba secuestrada por fantasmas en una casa embrujada. «Debo reconocer que antes de involucrarme en el proyecto decidí volver a ver la película. No tenía claro si quería participar en el remake porque supone un riesgo». Enfrentándose a monstruos que cobran vida en objetos tan mundanos como el teléfono, Sam advierte bromeando antes de despedirse «déjame avisarte que no creo en nada que tenga que ver con la parasicología, lo mío es la ciencia».

(FUENTE: hoycinema.abc.es)

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