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miércoles, 14 de octubre de 2015

¿Puede existir una relación entre el ocultismo y la pornografía “dura”?


El sexo, entre muchas posibles definiciones, puede tomarse como un estado de conciencia alterada –una experiencia física del espíritu o un momento espiritual del cuerpo; en público o en privado, los seres humanos vamos por la vida a través de un cuerpo y una mente cuyas relaciones producen un efecto que llamamos realidad. Sin embargo, a menudo pasamos por alto la asociación entre la sexualidad sagrada y el ocultismo –esa zona de la exploración humana devota al aspecto ritual, simbólico y dinámico de eso que llamamos realidad. Alan Moore define la magia como un cambio en la conciencia propia o de los demás a través de un lenguaje: la palabra utilizada en la publicidad no es más que la inserción de imágenes de consumo en nuestra mente. La magia –especialmente en su vertiente KAOS– suele utilizar el instante orgásmico para “cargar” de sentido un símbolo (sigil) producido con el fin expreso de ser la representación física de un deseo, para de ese modo hacerlo aparecer en la realidad. La pornografía dura parece estar en una liga por completo diferente de la magia, sin embargo en ella se dan cita aspectos que concilian la aparente inconsecuencia de la sexualidad sagrada y la transformación de la conciencia a través del lenguaje mágico, ambos aspectos problemáticos y parcialmente reprimidos en nuestra sociedad.

Jason Louv los llamó “pornomancers” en un artículo publicado en Vice. Son actores y actrices de la industria del entretenimiento para adultos quienes concilian la brecha entre sexo duro y espiritualidad marginal. Para la leyenda del porno de los 70, Annie Sprinkle, el trabajo sexual “está tan estigmatizado y marginalizado y perseguido que cualquier cosa que te ayude a lidiar con el estigma y las leyes estúpidas es necesario. Necesitamos aferrarnos a esas imágenes y arquetipos para lidiar con los prejuicios y el odio y el miedo de la sociedad”.

Sin embargo, esa sociedad es la misma que aporta a la industria pornográfica 13 mil millones de dólares anualmente. Connor Habib es un experimentado actor de películas gay que describe lo que sucede frente a las cámaras como un pequeño ritual mágico, tanto dentro como fuera de la pantalla, para quienes participan en él como performers o como consumidores: “¿Qué ocurre cuando alguien mira una porno? Vemos una representación simbólica de sexo que nos excita, y tratamos a un símbolo como a un compañero sexual. Esto es muy del ocultismo”.

No sólo eso, sino que lo oculto aporta una dimensión espiritual a una industria que Habib describe como rebelde a todo tipo de religión y saber espiritual, de donde la mayoría ha sido excluida toda su vida. Tal vez nadie entienda esto mejor que la estrella porno transexual Bailey Jay. Según sus propias palabras, en algún momento de su niñez decidió que no iba a pasar por la adolescencia y pubertad: nacido como hombre, comenzó a tomar estrógeno desde joven y se hizo un implante de senos. Hoy en día es una de las grandes estrellas trans, grabando desde su casa con su esposo y haciendo apariciones en diversos sitios web como columnista o comentadora. Esto le da la libertad de mantenerse al margen de las luchas intestinas de la industria porno, además de darle tiempo para dedicarse a la investigación de lo oculto (se define como bruja practicante):

Es genial no tener un trabajo de 9 a 5, pero la realidad es que el resto del mundo lo tiene. Así que te quedas en casa y eso es un lujo, pero después de un tiempo necesitas hablar con alguien. Se vuelve difícil. Se siente bien tener una relación con tu Dios… Tu conciencia, tu ángel guardián, tu espíritu guía, tu ser interior, como quieras llamarlo… Pienso que la gente que está presente y cómoda en sus cuerpos, que cuida de su cuerpo, que se masturba regularmente, sin vergüenza, sin nada enfermizo alrededor, cuando se miran en el espejo no creo que vean otra cosa que ‘wow, este es mi cuerpo físico’… no pueden evitar sentirse bien. No puedes evitar agradecerle a Dios y querer hablar con Dios y darte cuenta de que hay algo más grande que tú.

Sprinkle, después de su paso por el porno en la época antes del SIDA, se volvió conferencista y terapeuta sexual. Probablemente existan pocas personas con una experiencia tan vasta de la sexualidad como ella, así como tan precisas para describir el controvertido “orgasmo kundalini”, una manifestación tan poderosa y tan cercana a la vez que parece algo así como la panacea de muchos problemas sociales (que se podrían arreglar desnudos y en la cama). Sprinkle afirma:

El kundalini es un orgasmo de cuerpo completo. Incorpora todo el cuerpo: cada célula y poro y miembro de tu cuerpo está vibrando de electricidad. Yo lo tengo en la garganta y sólo grito, o lo siento en las manos como si estuvieran conectadas a la corriente eléctrica. Es una especie de transmisión de energía vital a través de todo el cuerpo. Los corredores pueden tenerlo, o la gente que hace danza en trance o algún deporte, incluso trotar. La gente que se encuentra en el momento. Los yoguis pueden tenerlo. Cuando estás en tu cuerpo, y realmente en el momento, y tu respiración y tu cuerpo, y te rindes a la fuerza vital, y viene a través de ti… Puede ser bajo, medio o alto –o salir por el techo.

(FUENTE: pijamasurf.com)

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